viernes, 21 de noviembre de 2014

4 españoles consiguen la tarjeta ET en la Escuela

Amanecía un día soleado y fresco en el PGA de Catalunya, pero con algunas nubes feas asomándose. Ángel Gallardo estaba tranquilo, la previsión era buena y no había por qué alarmarse. La batalla estaba a punto de empezar y los nuestros estaban preparados. 

De la Riva partía desde la quinta posición con un acumulado de 12 bajo par, a priori, y si las cosas seguían su cauce, no iba a sufrir demasiado para lograr la ansiada tarjeta, pues disponía de un colchón de 6 golpes sobre el puesto 25. 

Del Moral era el segundo español mejor clasificado con -9 (T11), luego venía Adri Otaegui con -8 (T13) y Virto y Oriol zanjaban el Top 25 con -6 (T23). Cuartero (-3) tenía que tirar una ronda baja para meterse en las posiciones de tarjeta, y Velasco (+4) se quedaba sin opciones de regresar al lugar donde le corresponde.

No valía echar cuentas ni tirar de calculadora, pues pronosticar la cifra necesaria era toda una osadía, teniendo en cuenta que en la ronda final de la Escuela pasa absolutamente de todo.

Era el momento de respirar profundo, de ser paciente, de atacar y de luchar como si no hubiera mañana.

Tras los primeros hoyos, las cosas no marchaban nada mal para la armada, Eduardo de la Riva tenía bajo control su vuelta, con unos nueve primeros hoyos muy ordenados. Solo tocaba seguir jugando como hasta ahora. 

Se empezaba a respirar mucha, mucha tensión entre los jugadores entre -5 y -10, unos se venían abajo y otros parecía que la presión no iba con ellos. Entre este grupito andaban los nuestros. Del Moral, Otaegui, Elvira y Oriol estaban de lleno en la batalla. Un birdie o un bogey tonto podían ser determinantes para tener o no tarjeta. 

Y sucedió: cara y cruz. Del Moral sufría un duro golpe tras firmar de forma consecutiva 3 doble bogeys (4,5 y 6). Era el momento de hacer birdies, pero a medida que los hoyos transcurrían, no llegaban. La cosa pintaba muy mal.

En vista de la tranquilidad y templanza que transmitía Eduardo, nos fuimos con Pedro Oriol, Borja Virto y Adrián Otaegui, todos ellos entre -6 y -9 a falta de los últimos 4 o 5 hoyos. En ese preciso instante el límite de las tarjetas estaba en -8, por lo que la situación para éstos era muy delicada.

Hierrazo de Pedro Oriol en la salida del 15 (par 5), suficiente para alcanzar el green de 2 y situarse -9. Buen segundo golpe y ligera opción de eagle (unos 9 metros), lo tira perfecto pero se le escapa más de la cuenta. Logra el birdie y cierra el puño con rabia, consciente de la importancia de ese putt. Nos vamos al siempre duro par 3 del 16, el viento viene de izquierda a derecha y Pit, viendo que las bolas de sus compañeros terminaban en el lado derecho, se apoya más de la cuenta a la izquierda y termina en el collarín del green, putt muy lejano, territorio 3 putts como diría el gran Beamonte. Dada y par, respiramos. Viene otro hoyo durísimo por delante, coge la madera y la bola encuentra el rough. Tiene un segundo golpe largo, y para más inri, la bandera está esquinada a la izquierda, lo cual resulta casi imposible atacarla. La bola sale directa a la izquierda y no sabemos si ha caído en el bunker o no, llegamos y la bola reposa en el rough, antes de bunker. Approach muy delicado, pero lo borda y se deja opción para salvar el par de unos 2 metros. Si embocaba podía permitirse el lujo de terminar con bogey al 18. Toca el hoyo y bogey. Sólo le valía el par para conseguir el objetivo, vamos Pit. Respiro profundo tras la perfecta cola de fade que dibuja en el 18, partiendo la calle en 2. Repaso la clasificación y el "corte" ha bajado a -7, pero no me fío, Oriol tampoco. Buen segundo golpe y putt lejano de birdie, aunque Pit sintiese que el putt tenía por lo menos 20 metros, lo cierto es que no eran más de 10. Dos putts sin sufrir y -8. Lo había conseguido. Creo que el "vamos" que grité tras ese putt lo escuchó Seve en el cielo. Momento que difícilmente olvidaré.  

Pero no hay tiempo para celebraciones, Virto viene en el partido de atrás y marcha -7, justo en el límite, por lo que el par o incluso el birdie (todavía quedaban jugadores en el campo y el "corte" podía subir a -8 de nuevo) era una obligación. Desde el centro de la calle, Borja se saca de la manga un tirazo espectacular, dejando prácticamente dado el birdie. Cuartero estaba entre el público esperando, el navarro consigue el birdie y la tarjeta del European Tour era ya una realidad, ambos se funden en un abrazo. ¡Qué agallas más grandes chaval! Del Alps Tour al Tour Europeo en un abrir y cerrar de ojos. Brutal. 

Otaegui no quería sufrir más de la cuenta, juega unos segundos 9 de película y termina -13 (5º empatado), con algo menos de suspense que sus compatriotas logra la carta del Tour. Brillante.

Sólo quedaban Del Moral y De la Riva en el campo. Carlos está con -4 en el tee del 16, ya sin opciones. Eduardo afronta los últimos 3 hoyos sabiendo que su -13 no corría ningún peligro. 3 pares rutinarios para acabar. Green, calle, green, calle y green, la tónica habitual de la semana. De haber pateado un poco mejor a lo largo de las 6 jornadas, sólo un poco, Dudi hubiera ganado la Escuela seguro. Regreso a la máxima división del golf europeo por todo lo alto. Durante toda la jornada se vio arropado por su padre Eduardo (uno de los mejores amateurs de la historia del golf español y con una manera de entender el golf increíble), su hermana Anita, su tía y su buen amigo y gran golfista Juan Antonio Bragulat. Objetivo cumplido.

Emilio Cuartero luchó hasta el final y murió de pie. Nada que reprochar a este talentísimo jugador amateur, que por momentos parecía un profesional curtido en mil batallas. La recompensa al trabajo bien hecho: tarjeta Challenge Tour 2015. Se dice pronto, pero ya les gustaría a muchos jugar el Challenge Tour en su primer año como profesional. Futuro más que prometedor.

Desenlace: Eduardo de la Riva, Adrián Otaegui, Borja Virto y Pedro Oriol, al Tour.

Conclusiones: la Final de la Escuela del Tour Europeo es la batalla más dura que se puede ver en el panorama golfístico actual. Personalmente, nunca antes había disfrutado y sufrido tanto al mismo tiempo con este deporte. Vuelvo a casa feliz.

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